25 abril, 2024
“Dos gloriosos discos históricos consecutivos para el rock sevillano. Etiqueta negra, callejón sevillano, rock de palo, épica fronteriza y tarantela de navajazo en He matado al ángel, el nuevo tratado musical de Pájaro”

Dos gloriosos discos históricos consecutivos para el rock sevillano. Es lo que ha logrado Andrés Herrera, Pájaro, con Santa Leone (2012) y, ahora, con su continuación de etiqueta negra, He matado al ángel, producido por Paco Lamato y Raúl Fernández.

El Pájaro, que tras acompañar durante muchos años a Silvio, Kiko Veneno, Raimundo Amador, vuela en solitario desde hace tiempo, firma un esperado regreso triunfal. En 2012, publicaba Santa Leone, donde hacían comunión el rock, la Semana Santa y el western. Donde demostraba que entre Django Reinhardt, la Madrugá y Adriano Celentano no hay tanta distancia, y que, perfectamente, Uma Thurman podría haber bailado al ritmo de su guitarra en las escenas de Pulp Fiction, de Tarantino.

Con “Apocalipsis”,  primera canción del disco, de nuevo suena en las calles, en las carreteras, el silbido de llanero solitario de Pájaro, las cornetas llamando a la épica. Se presenta el desamor,  en forma de bolero acelerado, con una deliciosa versión de la canción del italiano Fred Buscaglione, “Guarda Che Luna”, con la exquisita aportación de Julián Maeso en el hammond. Swing para el avanti de la guaracha, “Viene con Mei”. Afilado rock surfero el de “Costa Ballena”. Negro rockabilly blues de “Pudridero”, que da lugar a más rockabilly, con la “bíblica” “Sagrario y Sacramento”.

Atención a la maravillosa adaptación de “La Danza del Fuego”, de El Amor Brujo de Manuel de Falla. Cómo la canción se inicia en una escena de cine negro con los vientos de Los Saxos del Averno, cómo revienta carácter y épica por los cuatro costados, cómo se pasea entre los aires flamencos de la melodía y ritmos que cabalgan entre la tarantela y el pasodoble. El hipnótico y pegajoso blues con Guadalupe Plata, “Sudeck Man”. Un hueco tropical para bajar revoluciones con el country “El Dorado”, con guitarras hawaianas, y “Bajo el Sol de Media Noche”. Otro invitado de lujo, Diego García, el Twanguero, que deja impresa la seña de su guitarra twang y su reconocible estilo en “El Padrino”.

Sobrio y acústico cierre. “El Condenado”. Que no juega con más instrumentos que dos guitarras de palo. Esencia pura y auténtica que nacen del mestizaje, donde es posible percibir toques de marcha procesional, de blues y de folklore griego. Mediterráneo.

Así es Pájaro, el principal exponente del rock mediterráneo. Capaz de sonar a callejón de Sevilla, a cañería rota, a árida carretera desértica, a apocalipsis now total, a Nueva Orleans, a Secondigliano de noche, a Texas…  fronterizo.

Otra página de oro más para el legado del rock sevillano, donde un día dejara su firma el eterno Silvio Fernández Melgarejo, y hoy, Pájaro, sella con fuego el cantar de sus guitarras.

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