25 abril, 2024
En los pequeños detalles puedes encontrar casi leyes universales que nos conectan a todos y que tienen que ver con cómo nos relacionamos con los demás, cómo lo hacemos con nosotros mismos, con lo que pensamos, lo que hacemos y lo que sentimos

 

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Miedo es una palabra masculina, polisémica y opuesta. Implica temor pero también indica un grado alto de satisfacción. Muchos hemos proferido algún que otro «lo pasé de miedo» en más de una ocasión. Y nuestro protagonista se la ha apropiado para emprender con ella un nuevo proyecto desde el que retratar las vicisitudes de la vida moderna. Luis Brea y el miedo llega el 14 de enero al Teatro Central, proporcionándonos la excusa perfecta para conocer un poco más al compositor madrileño.

Los milagros de la tecnología han facilitado el intercambio de opiniones con un nombre poco transitado por el sur pero al que hace tiempo seguimos la pista. Ya sabemos que Luis Brea eres tú pero… ¿y el miedo? ¿quizás sea la banda?, bromeamos con él. «Primero fue el título del disco y después nos pareció oportuno que fuera el nombre de la banda –explica– «El miedo» son Jorge Martí, Nacho Mora y Lázaro Fernández y en ocasiones Alex Barberá de Siberian Wolves«.

El álbum, que supone un nuevo capítulo en su carrera, ha sido editado mediante crowdfunding. Su primer trabajo salió en 2012 y nos interesamos en saber qué es lo que ha perdido y qué ha ganado Brea desde entonces. El músico vuelve a aprovechar las variantes del concepto. «He aprendido a caminar con el miedo», señala. Con él (y con ellos) lleva girando desde marzo del pasado año. De la tournée, Luis hace un balance positivo: «estamos muy contentos con la respuesta que está teniendo Luis Brea y el miedo. Nos viene a ver cada vez mas gente y eso para mi como artista, es todo un reconocimiento».

Al año que acaba de comenzar le pide «más conciertos y más canciones». Éste es su segundo largo tras Hipotenusa y el LP De lo dicho, nada, de los que también podremos escuchar algunos cortes el próximo jueves. «Siempre tocamos algo de discos anteriores. De hecho, estamos preparando un concierto especial en el Teatro Lara, en Madrid, donde habrá algunas sorpresas. Entre ellas, recuperaremos algunos temas que hace tiempo que no tocamos», nos avanzó. La fecha será el 17 de marzo.

Con sólo indagar un poco en la figura de Luis Brea, la mayoría de resultados apuntan a su capacidad para retratar situaciones cotidianas. Lugares comunes en los que verse reflejado entre los 25 y los cuarenta y pico años: los festivales, tomar una copa en la casa de alguien o el moratón bajo el pantalón. «De hecho -le confesamos- el disco parece un tratado de lo jodido de la vida diaria». Queremos saber si los estímulos se encuentran en los pequeños detalles.«Sí, para mi son importantes -relata-, me inspiro en ellos. En los pequeños detalles puedes encontrar casi leyes universales que nos conectan a todos y que tienen que ver con cómo nos relacionamos con los demás, cómo lo hacemos con nosotros mismos, con lo que pensamos, lo que hacemos y lo que sentimos».

La única línea roja que no cruzaría a la hora de componer sería hacer daño a alguien «de manera explícita o personalizada». Y eso que Luis tendrá material de sobra como para poner colorado a más de uno. Se lo debieron proporcionar los años que pasó como camarero del bar Fotomaton (y sus posteriores after work/party). En tono humorístico le preguntamos si le convalidan a uno primero de psicología después de trabajar detrás de una barra así. «No -asegura- pero debería ser obligatorio en la universidad».

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