29 marzo, 2024
Toni y Nega llevan de una forma muy directa y contundente su forma de pensar a las canciones y tras colgar el “Sold out” en varias ciudades, vienen a Sevilla (su última visita a la capital andaluza tuvo más de una zozobra con el gobierno municipal prohibiendo su actuación) presentando el nuevo álbum La Estanquera de Saigón editado por BOA.

Texto y fotos por Mario López Medina

Cuando uno de tus puntos fuertes en la música que haces es el mensaje, corres el riesgo de mermar la parte musical. Hay multitud de opiniones con respecto al valor político que la música debe o puede llegar a tener. Más allá de debates, el rap tiene su germen más directo en la protesta, en la actitud beligerante y corrosiva (lo que no determina que sea esencial), y de eso Los Chikos del Maíz saben bastante.

El estilo de este nuevo trabajo podría calificarse de más provocativo si cabe, o como han declarado en entrevistas, una vuelta al espíritu más gamberro de las primeras maquetas. En el directo se nota. Antes de la aparición de los raperos, Dj Bokah hizo la presentación para un espectáculo que dio para todo. Sonó con fuerza el chirrido tan reconocible del tema Jump Around   de los House of Pain con una multitud eufórica en primera fila y menos entusiasta pero con ganas, en la última. Y es que, sin exagerar, la sala casi llegó al aforo completo. Ya en las puertas antes de entrar era fácil averiguarlo.

Uno de los temas con los que comenzaron el espectáculo fue “La Estanquera de Saigón”, con las potentes guitarras sampleadas del grupo Non Servium, cuyo vocalista colabora en el track. Desde el escenario, la mirada de la anciana vietnamita de la portada del álbum era testigo de cómo el grupo lograba que todo el mundo corease sus temas.

El punto satírico (y crítico) de la noche llegó cuando Nega avisó del “momento bandera”. “La bandera de los corruptos, de los delincuentes, en definitiva, de los patriotas de pandereta” exclamaba Nega mientras dejaba entrever la bandera de Suiza, para dar paso a “Vacaciones en Suiza”. Una canción con más luz en el beat, al igual que la positiva “Defensa de la Alegría”, y es que detrás de la fachada de tipos rudos hay también un corazón que sufre, como dejaron claro con “Paraísos artificiales”.

Añadir interludios con audios de Mario Benedetti recitando sus versos (que también aparece en el disco) es un punto más a favor, dejando claro el mimo con el que está cuidado el directo. Incluso en cuestión de iluminación la sala ofreció una más que notable ambientación. Momento muy especial uno de sus temas estrella: “Pasión de Talibanes”  con ese genial sampleo de la voz de Amy Winehouse  que le da un toque épico.

La sensación final fue de una rotunda satisfacción por un show que incluso tuvo acapellas de ambos miembros, detalle que cada vez es más obviado en directos. Una buena forma para endulzar una noche algo amarga después de lo ocurrido en París el día anterior.

Recientemente el grupo ha estado dentro de la actualidad de los medios por el polémico “beef” con otro artista del gremio. Personalmente, Los Chikos del Maíz tienen ya un público bastante consolidado que no para de crecer y una forma de creación propia que pierde encanto con el lanzamiento de puyas (permitidme la expresión) de forma gratuita, algo que no les llevará a conseguir Nada. ¿Lo pilláis verdad?

Al acercarnos al trabajo de Los Chikos del Maíz debe estar presente una premisa clara en nuestra cabeza: “o estás conmigo o estás contra mí”, no existen medias tintas. Pero que saben llevar un directo con fuerza y energía, eso dadlo por hecho.

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